sábado, 3 de agosto de 2024

Ms. Becerra and Mr. Muñoz:

 Quisiera despedirme presencialmente, pero muchas circunstancias no me lo permiten. Aún así, prefiero hacer esto de manera pública y a través de este texto:

Señora Marlene B. :
Me dirijo a usted como persona, como humano, para comunicarle que usted es una persona excepcional. No siempre recibimos comentarios de ser personas buenas en la vida. Yo quiero dárselo a usted, porque se lo merece, porque usted me trató como su yerno muchas veces, porque usted me brindó calor, comida, abrigo, risas y por sobre todo, un trato humano. Nunca me habían tratado así en la vida. Nunca me habían tolerado tanto, quizás. La última vez que me recibieron así fue hace más de doce años, y no tenía nada que ver con una expareja. Pero personalmente nunca me habían brindado tanta paciencia y tanta sonrisa que sé por hechos que a veces fueron sonrisas forzadas. Sé que recibir "al loquito" todos los días aburre. Me lo decía su voz, su cara, sus ganas al saludarme. Aún así, las puertas de su casa siempre las sentí abiertas, la cobija y la comida que nunca faltaron por su esfuerzo. Señora, usted se merece lo que es la vida eterna, la salud plena y la felicidad más grande del mundo. Y quiero desearle, desde que me dijo "tira pa' arriba", exactamente lo mismo. Recuerdo cuando usted se ponía a llorar por su hijo. Y nos confesaba, aún así estando yo, que a veces le daba la culpa. Señora, usted no tiene la culpa de nada y usted es la dueña de sus tremendos esfuerzos, de sus esmeros por seguir adelante, de sus frutos familiares: una familia consolidada que se caga de risa y disfruta cada vez que se reúne. Yo perdí eso en algún momento de mi vida y me encantaba disfrutar con ustedes. Esa es una de las razones, además, por las que me veía en su casa. Nunca me dieron la espalda y siempre estuvieron ahí. Por esto y mucho más: GRACIAS. Espero de verdad que lo que venga para usted y su familia sea siempre prosperidad, felicidad, salud, dinero y mucho amor. Siempre la recordaré por lo mucho que me enseñó y por las risas. Siempre la guardaré con mucho cariño en mis recuerdos.


Señor Óscar M. :
Caballero, yo sé que usted sabe qué y quién es usted. Me lo dijo tantas veces. Pero aún así le escribo estas palabras por lo mismo que a la Señora Marlene, no todos los días nos dicen lo bien que lo hacemos, no todos los días nos reconocen los esfuerzos. Yo a usted lo admiré mucho, por cómo supo llevar a cabo una casa, cómo la incondicionalidad se hace parte de lo cotidiano y por cómo usted resignifica el concepto de "partirse el lomo". Nunca había conocido a un hombre tan dedicado a la familia, a la casa, a darse el gusto por lo cotidiano, a partir por darle el gusto al resto y después disfrutar del día con buena música y un buen vino. No sabe lo mucho que me ha hecho pensar últimamente. Hombres como usted en esta vida hay MUY POCOS. De verdad. Son pocos los hombres que saben llevar a cabo una vida TAN BIEN a pesar de las caídas que han existido. Usted es un hombre realizado. Cuando se tuvo que pensar en frío, usted lo hizo. Cuando se tuvo que poner la cara, usted lo hizo. Cuando había que estar, usted estuvo. Admiro su paciencia por la vida y su forma tranquila de vivir. La plenitud, le llaman. Usted siempre me mostró eso en mi vida, lo que es la plenitud por estar satisfecho con cada trabajo que se hace. Vi su proceso de jubilación, me acuerdo precisamente que usted invirtió en su felicidad, en el resto, que lo hace tan feliz. Y eso jamás se me olvidará. Me encantará llegar a eso algún día. Para mí siempre fue un ejemplo de lo que es la perseverancia. Lo vi mal un par de veces, cuando se me acercó a hablar de sus sentimientos y su hijo. Y agradezco mucho que se haya acercado a compartir sus pensamientos. Me sentaría con usted toda la tarde a hablar del pasado y nos cagaríamos de risa, porque cuando tuvimos tiempos a solas siempre salía una risa, una reflexión, una enseñanza. Qué valores más intrínsecos. Siempre en mi vida estará dentro de mis mejores recuerdos, dentro de mis reflexiones más sanas y con mucho cariño dentro de mí. Por todo lo que me dio y por su cariño, MUCHAS GRACIAS.

Por tanta felicidad, por tantas experiencias, tantos paisajes, por todo lo que pasamos alguna vez juntos, por todo lo que me pidieron y lo que alguna vez no alcancé a entregar: Discúlpenme por no haber sido lo suficiente para generar la felicidad que alguna vez les quise dar. Estarán en los mejores recuerdos de mi vida. De nuevo y a cada uno: muchísimas gracias por el cariño y el tiempo. Les deseo la salud y vida eterna.

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