jueves, 25 de agosto de 2016

Cigarrillo hasta la alameda

La luna estaba llena. Yo caminaba fumando un Camel que me trajo mi hermano del duty free del aeropuerto de Santiago. Mi cuerpo se entumía un poco por culpa del frío. Es cierto, en Santiago el frío es mucho más calador que el del norte, de donde vengo. Mientras caminaba veía a las otras personas que, si bien no van a estudiar, van al trabajo o al colegio. Todos bien perfumados, recién bañados y algunos tomando el desayuno camino a la pega.

Mientras aspiro el cigarrillo, lo que queda de la noche (que por cierto se viste muy linda) me acompaña al paradero. Al llegar se puede ver como está Santiago y su gente. Micros naranjas, celestes, azules, verdes y unas color turquesa son las que se pueden ver arrazando por las vías del transporte público.

También se puede ver a los que compran el desayuno a la salida del metro. Cada vez que llego a la esquina de Ejército con la Alameda, se pueden ver esos vendedores que te pueden salvar cuando sales algo atrasado. Se compra un pancito, un tecito y a la pega se ha dicho. También pienso en lo impresionante que es el calor humano. Si uno se para en frente a la salida sur-oriente del metro Los Héroes, se puede sentir como el aire cálido puede abrigar tu cuerpo por un par de minutos mientras esperas la micro. Es algo que hago cuando el frío está un tanto calamitoso.

Entonces estoy en el paradero para esperar la micro. Siempre hay gente a las 7am en ese paradero. Casi que está lleno. Llegó la micro. Ya la tomé y no hay vuelta atrás, un día nuevo ha de comenzar.

-Malescritos

Cigarrillo hasta la alameda

La luna estaba llena. Yo caminaba fumando un Camel que me trajo mi hermano del duty free del aeropuerto de Santiago. Mi cuerpo se entumía un poco por culpa del frío. Es cierto, en Santiago el frío es mucho más calador que el del norte, de donde vengo. Mientras caminaba veía a las otras personas que, si bien no van a estudiar, van al trabajo o al colegio. Todos bien perfumados, recién bañados y algunos tomando el desayuno camino a la pega.

Mientras aspiro el cigarrillo, lo que queda de la noche (que por cierto se viste muy linda) me acompaña al paradero. Al llegar se puede ver como está Santiago y su gente. Micros naranjas, celestes, azules, verdes y unas color turquesa son las que se pueden ver arrazando por las vías del transporte público.

También se puede ver a los que compran el desayuno a la salida del metro. Cada vez que llego a la esquina de Ejército con la Alameda, se pueden ver esos vendedores que te pueden salvar cuando sales algo atrasado. Se compra un pancito, un tecito y a la pega se ha dicho. También pienso en lo impresionante que es el calor humano. Si uno se para en frente a la salida sur-oriente del metro Los Héroes, se puede sentir como el aire cálido puede abrigar tu cuerpo por un par de minutos mientras esperas la micro. Es algo que hago cuando el frío está un tanto calamitoso.

Entonces estoy en el paradero para esperar la micro. Siempre hay gente a las 7am en ese paradero. Casi que está lleno. Llegó la micro. Ya la tomé y no hay vuelta atrás, un día nuevo ha de comenzar.

lunes, 15 de agosto de 2016

Meditación

Mientras más sabiduría visita mi cabeza, más anhelos conozco y así me doy cuenta que no evito saber más. Y así uno se va conociendo. Voy sabiendo sobre mi comportamiento frente a ciertos contextos. Aprendo a leer las miradas, las personas y las palabras. Conozco las reacciones de la gente que me rodea, así que muchas veces opto por el silencio cuando no hay aporte.

Pero dentro de un tiempo, el silencio comienza a ser algo completamente aburrido. Digo, quizás es un error mío, ya que finalmente termino "moldeando" a la persona con la que hablo y la acostumbro a un pensamiento y como conozco sus reacciones frente a ciertas decisiones mías, opto por callar y silenciar la verdad frente a esa persona.

Hace poco tuve una discusión con una persona. Constantemente recibí quejas sobre mí. Muchos defectos salieron a flote. Los escuché y me di cuenta que llevaba mucho tiempo sin que alguien me abriera un poco más los ojos. Llegué a pensar en que soy un tanto despistado. Me acostumbré a soslayar mis problemas y solucionar los problemas de los demás...

Es que siempre fue así. Desde cabro chico que me interesan los demás y no tanto yo. Sé disfrazar una sonrisa delante del mar de mis problemas. Y así me olvido de los problemas y me olvido del placer de reírme de ellos. Olvido esa risa irónica placentera del darse cuenta cuando hacías pendejadas cuando eras más pequeño.

Y así, el día de ayer me la pasé pensando en mí. En esos errores que salieron. En esos "defectos" que al parecer son un veneno para el resto. Pensaba en lo desagradable que puedo llegar a ser. Pero... ¿Es verdad, gente, que hablo mucho? ¿Qué pasaría si cambio el hablar mucho por hablar poco? ¿Me desconocerán? ¿De verdad me quiero convertir en otra persona? ¿Debo dejar de concentrarme en los detalles y dejarlos pasar más a menudo?

...Quizás no quiero ser así, pero dos personas importantes en mi vida me han dicho que me escapo mucho en el detalle y hago perder el hilo de lo que puedo relatar/contar...

Entonces decidí en que debo escribir más. Debo leer más. Me tengo que escapar de los que no me quieren tal cual soy (algo que siempre he hecho). Debo enfrentar el pasado, así como hoy Copiapó lo enfrenta con su alcalde despistado y las cicatrices del aluvión que ocurrió en Marzo del 2015.

Debo erguirme y comenzar a decir todo lo que pienso. Voy a reventar con cada error y cada situación que no me guste. Voy a "atacar" con la verdad, esperando que la gente que me rodea no se enoje conmigo, pero ya es una decisión de vida que me será muy útil, pienso yo.

Me despido, de lo que fue la paz de muchxs. Le digo hola a un pasado que no enfrenté. Ahora te tengo en frente mío. Adelante. Dispara. Mis palabras serán el vendaval que desviará el curso de las balas que vienen a mi mente. Ahí voy, mundo...

"Cada mundo me gira allí, gritos y palabras. Despierto. Sueño con dormir..."
-Angelo Escobar


-Malescritos