domingo, 29 de mayo de 2016

Después de una lluvia

Me gusta disfrutar de ese frío que queda después de que un temporal de lluvia acaricia la tierra del valle del Mapocho. Sus calles empapadas vestidas de ese traje amarillo que dibujan los faroles, hacen que el botar humo de un Pipe Morales (Philip Morris) sea un deleite, de esos deleites cotidianos que pueden agradar mucho el estado de ánimo. Triste, feliz, hambriento o meditabundo. Como sea. Eventualmente camino sin gorro para cubrirme el casco. Al tener el pelo corto, puedo sentir cómo las gotas que caen de los árboles, después de una lluvia, realizan el deslizarse por mi pelo hasta sentir el frío de su viaje por el aire hasta que tocan mi cuero cabelludo.

Al llegar a mi casa, me desvisto hasta quedar en una polera y calzoncillos. Hubo una vez en el tiempo en que mi hermano, después de un día así, me compartió su conocimiento respecto a la segunda ley de newton y la ecuación de la caída libre. Fue genial porque en ese tiempo sabía algo de integrales, derivadas y esas cosas que hacía Newton, Arquímedes, Descartes, entre otros. Después, me sentaba en el balcón de mi hogar a fumar un cigarro y escuchar música mientras alguien como Libertad se cruzaba por mi mente. Luego, después de hacer el ridículo en el balcón, algo desnudo, me entraba al comedor, apagaba las luces, me sacaba la polera, me tiraba a la cama, la llamaba y chao. Buenas noches.

Por la ventana abierta entra el sonido de Santiago. Los vehículos, los camiones, las bocinas, motos... Y yo después con ese encanto, me dormía.

-Verse

martes, 24 de mayo de 2016

Ventura

Estoy despierto ésta vez, un día nuevo pasó,
no me quiero detener y el tiempo no hace caso.
Pienso, llegando a la casa, saco mis llaves,
entra a la ranura, paso a mi la cloaca y veo mis desastres.

Pienso en qué comentario haría mi querida madre,
algo así como "¿Qué pasa con éste desorden?",
le respondería que sólo disfruto la calle,
sector perfecto en dónde todo está en orden.

Puedo gritar, mamá,
puedo disfrutar, mamá,
no existe encierro, mamá,
hay que caminar, mamá,
mil experiencias pa' recordar.

Lío un cigarrillo, paso la lengua y lo enciendo.
Recuerdo, es cierto, fue un día muy bueno,
extrañándote, nena, pasa lento el tiempo,
un beso, "¡Chao chao!" y ya nos vemos.

Evito la pena, mala yerba que perdura,
la destrozo, la quemo y ceniza dura
queda en el cenicero con toque de amargura,
en contra el tiempo pienso: "la vida no es tan dura".

viernes, 13 de mayo de 2016

Cuarto (encierro)

Me encierro, como chatarra y después enciendo un cigarro.
Pienso, me pregunto, las nubes gritan que es temprano,
es momento que el alba entre a la pieza y las cortinas abro.
Entra luz. Se ve el humo. Huele mal. Me importa un carajo.

Pienso en el esfuerzo. Lo intento todo por lo nuestro,
no es sólo ver rostros, sino vernos contentos,
sentir el sentimiento. Algo tan puro y tan cierto,
tu risa y tu sonrisa me quitan desconcierto.

Veo tu andar de pies de Benjamín.
Una pequeña cría enseñándome que no hay fin,
un disparo astral hacia el más puro sentir.
La verdad me daña cuando sé que te vas a ir.

No es fácil, para nada fácil.
Nadie me enseñó que no sería difícil,
el mundo actúa como si fuera inverosímil,
pero ahora te vas y me siento inútil.

Grito. Pienso. Recuerdo. Me da rabia y mastico
el maldito vacío que sembró por aquí frío.
Lo intenté y lo seguiré intentando,
hasta que estés aquí, entre mis brazos.

-Verse