miércoles, 14 de agosto de 2024

About: suffering

Asimilar y resignarse. Dos conceptos que la gente necesita para vivir. A veces no respondemos frente a palabras ni momentos sutiles. Respondemos a gritos, llantos, lágrimas... Fue como lo entendí. Hay tantas sensaciones que debo desahogar. Un psicólogo no es suficiente. Las pastillas no son suficientes. La familia no es suficiente. Los amigos y las amigas no son suficientes.

Yo soy suficiente.

Es la parte más difícil de integrar. Dominar el espanto de la incertidumbre. Hoy mi prima Ale me contactó y me dijo algo (que muchos y muchas me han dicho): "Piensa que hay días buenos y días malos... pero el tiempo es el que más sana". Y estoy contrarreloj. Estoy en esa parte en la que hay que apurarse. Me he organizado como nunca y ha dado un par de resultados buenos. De a poco comienzo a valorar las pequeñas cosas. Lo que hago por mí. Desde levantarme hasta preocuparme del peso. Le perdí el miedo a la pesa. Me faltan un par de kilos para llegar a los diez kilos menos (de la última vez que me pesé, que fue hace más de ocho meses).

Pero... La sociedad te fuerza, de cierta forma, a ser alguien. Te presiona a ser un estereotipo. Ser un padre con dinero, tener una casa propia antes de los 30. Estoy hartísimo de la palabra "resuelto". Escuchaba el otro día a mi amiga Laura decir "Este weon tiene que resolver...". Hablaba respecto a su nueva pareja. Le paré el discurso de inmediato. Le pregunté "¿Y qué mierda tiene que resolver-TE?". A eso están acostumbrados y acostumbradas. A tener una vida resuelta. A ser parejos, a ser normales, a ser del montón, a soñar con que la vida no puede ser un desafío, a que las cosas no pueden costar un poco más. Yo toda la vida estuve haciéndolo todo sin saber que me costaba más que al resto.

Yo no soy del montón. Me lo dijeron varias personas. Hoy más que nunca me siento muy ESPECIAL.

Ser especial te cambia harto el modo de vida, la perspectiva al resto. Algunas personas te encuentran interesante. Otras te encuentran flojo. Pero es el autoestima el que juega esa parte de los traumas. Saber que tenís' algo que te caga aunque lo intentes. Tantas luces se encienden cuando te das cuenta, cuando te dicen, cuando te dicen el diagnóstico. Algunas personas me han escuchado, otros me han dicho "Mira, no creo que sea eso, yo creo que debes pensar más en ti". O te dicen lo que tienes que hacer. No tienen ni la más remota idea. Y tampoco hay que ser injusto con el resto, porque sólo algunas personas saben por lo que estoy pasando, por mi trastorno, por mi forma de vida. No por eso debo presionar al resto a acercarse, ni a estar conmigo, ni a cobrar sentimientos.

La parte difícil de todo esto es ser papá, saber que hay una chance de que tu hija herede esto. Lo peor es que mi niña se va.

Sólo esta noche lo miro así, pero nuevamente se me va. Mientras duerme bajo el mismo techo que yo, abrigada y con estufa, estoy con un sollozo de mierda pensando en que se va. En que he visto la situación de tantos puntos de vista, buscando todo tipo de ayuda... No hay nada que hacer. Se va y se va. Ella no lo sabe aún. Y disfruto cada segundo que está conmigo. Pero cuando llega este pequeño momento entre el efecto de la pastilla y dormir, ya la extraño. Siento que he perdido una batalla contra mí. Yo hice que esto sucediera y no hice nada para arreglarlo.

Siento que esa vez que me gritaste que no me veo como un padre desesperado, tenías la absoluta razón, negra.

Y me vieron cagado, me vieron inútil, con poco dinero, sin casa propia, sin trabajo. ¿Quién querría tener un futuro con alguien así? Nadie. ¿Qué le puedo dar a mi hija?...

Amor. Lo único que le puedo dar es amor. Quererla, abrazarla, cocinarle, bailarle, cantarle, mostrarle música, peinarla, salir a caminar, ir a buscarla al colegio, compartir unas galletas, unos té lipton, huevos fritos, lugares nuevos, restaurantes...

Qué sentimiento de mierda más grande. Sólo me quedan meses para atenuar esta sensación de alguna forma. Dejando que el tiempo pase y la realidad cada vez sea más seca. Me dueles vida de mierda. Me dueles vida culiá. Si todo este tiempo me dediqué a dar "amor" de alguna forma, creo que nunca supe dar el amor correcto. A ningún ser querido y querida le supe dar el buen amor que querían. Lo siento mucho. Estoy enmendando de a poco con mi familia, amigos y amigas. Estoy en la parte de la cuesta arriba. El punto de inflexión ha comenzado.

No abuelita. No me he perdido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario