domingo, 6 de diciembre de 2015

Un momento

Las memorias son parte de la vida cotidiana. Al menos para una persona cuerda, las memorias pueden visitar la mente de vez en cuando durante el día. A mí, me visitan todos los días por lo menos, siempre las invito para que podamos revisar cuántas cosas he hecho y cuántas no debí haber hecho. Quisiera saber si soy al único que le pasa eso de no amanecer de buena gana porque alguien que quieres no está aquí.

Y hoy no estás aquí... Me has cambiado la vida y has puesto mis pies en tierra. Me haces pensar que de verdad cuando no estás, no estás. Cuando quiero recordarte, cuando invito a las memorias de tu amor, no puedo evitar retirarlas antes de tiempo porque acabaría desesperado por sólo verte. Hoy no estás, parece una mañana vacía, fría y nublada. 

Me vas a disculpar el permiso osado de las siguientes palabras, pero ¿Por qué mierda no te puedo tener en éste instante? Me haces falta, te necesito, no quiero levantarme más así. No quiero levantarme con el deseo y anhelo de tenerte. ¡Y qué, soy así! Me gusta tenerte a mi lado, me gusta observarte, percibir ese aroma que desprende tu piel, sentir esa piel tan hermosa, mirar nuestros infinitos durante un segundo, sentir los perros ladrar y los niños jugar.

Pero, a pesar de la distancia y todas mis tonterías, aún estás aquí presente. Te paseas por mi mente, la visitas a toda hora. Te permito entrar pero ya no quiero dejarte salir. Te encerraré y te enseñaré lo que había prometido antes. No quiero esperarme ésta vez...

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