El entorno de una persona debería ser una de las cosas más importantes dentro de la vida de un ser humano. Lo digo por el hecho de relacionarse entre entes de la misma raza. Obvio, los animales hacen manadas entre familia, nosotros también y además incluimos amigos. Le llamamos grupo de amigos.
Los grupos de amigos, según lo que he vivido, se pueden dividir en varios tipos. Se diferencian por el motivo que los unió. Siempre habrá una causa de amistad. Pueden ser los juegos, el amor, las cartas, la música, entre infinitos gustos. La manera en como comienzan las historias entre amigos no siempre las puedo adivinar, porque claro, son sus historias, no las mías. A menos que me de por el vicio de ser una vieja sapa y me guste enterarme de todo.
Desde que llegué a Santiago me he hecho mi grupo de amigos. Llamaré ¨amigos¨ a quien más estimo y admiro en mi vida. Y gracias a ellos puedo tener momentos de alegría durante el día. Hay risas, hay historias y cariño. No solamente eso lo que hay, también podremos ver penas y hasta llantos. Pero como son mis amigos, siempre intento entregarles todo el cariño con el mejor esmero posible.
Pero, como ya habrán leído algunos, ha pasado un largo tiempo desde que escribí sobre mi alergia. Mi más despreciada enfermedad y su nombre asqueroso: Dermatitis de contacto. Bueno, en fin. Es la enfermedad más extravagante que he tenido. Me ha hecho indagar sobre ella misma y además me ha puesto los pies en tierra. Mientras pasaban los días y semanas, tuve que hacer una especie de investigación personal sobre lo que debo evitar consumir para evitar los nuevos brotes. Entre muchos de los comunes, está el tomate (oh, mierda), está el queso y el limón.
Luego de un tiempo del cual no lograba abrir los ojos, logré percatarme del error que cometía al ingerir alcohol a mi cuerpo. No alcohol para sanar heridas ni esas cosas, sino que el alcohol de la cerveza, del vodka y del pisco. El compañero de muchos de mis amigos, ''El copete''. En parte fue compañero mío, no lo negaré. Tampoco me las voy a dar de que fue un impulsor de las mejores historias del mundo, pero disfrutaba mucho con mis amigos cuando bebía. No era de embriagarme hasta hablar como J. Toribio Merino.
En fin, la enfermedad resultó en que me daba alergia el copete. Para poder dormir tranquilo por las noches, comencé por evitar el alcohol en su 100%. Pero... Oh! No saben cuánto extraño eso de compartir ''unas chelas'' con mi hermano o con mi viejo. Unas chelas con ''el Cacero'', con ''Don Janosky'' y el ''Mero''.
Como mencioné, lo dejé y comencé a darme cuenta lo rápido y fácil que fue alejarme de algunos círculos de mi universidad. Y además, lo fácil que fue integrarme a otros grupos, en donde las mentes están un poco más lúcidas de lo usual. No digo que mis amigos no sean lúcidos pero estos ''nuevos círculos'' comienzan a ser un poco más interesantes.
Creo que haber dejado el alcohol me ha ensenado que las personas cambian. Que es una droga que en su climax humano, es un tanto hostigosa. No la anhelo, pero fueron buenos momentos los que compartí con el alcohol.
Gracias, amistad, por ser la serenidad de las últimas semanas.
-Verse
No hay comentarios:
Publicar un comentario