viernes, 8 de enero de 2016

Lección a práctica

He llegado a descubrir resultados de los cuales sólo han influido mucho los que han acontecido en el último tiempo. A último tiempo me refiero a los últimos tres meses (Diciembre, Noviembre y Octubre). Y pues, me he percatado de quién soy dentro del círculo de un grupo selecto de personas. Pues para familia, soy el penúltimo más pequeño. Para amigos, soy amigo. Para mujeres, ésta vez han cambiado las cosas.

No me quejo de nada ni me arrepiento de nada. Lo que he vivido me ha enseñado muchas cosas respecto al comportamiento de las personas y el cambio de actitud que una persona puede sufrir en el instante en el que esa persona se vea equivocada con su razón.

Mi hermano me enseñó algo: nadie es capaz de no callar si sabe que tiene razón al hablar. Claro, a veces yo opto por el silencio cuando no tengo aporte en la situación. Pero ¿Qué sucede cuando ese esquema racional pasa a ser algo desacertado?

Mi hipótesis va en que las personas sufren una especie de "quiebre", en donde, el quiebre significa un espasmo que logra desenfrenar la tranquilidad y paz del individuo. Porque, todos dicen tener razón en lo que hablan, sea verdad o mentira, se cree que la verdad va siempre por delante, cuando en realidad, no es así.

Paulatinamente me he dado cuenta de que ese quiebre, en algunas personas, llega a ser algo que es completamente desquiciado. La sobre-reacción de esas personas, en el instante que se les juzga la racionalidad, puede llegar a resultar en un enojo y/o en una molestia que puede terminar en una ardua discusión.

A raíz del comportamiento humano explicado anteriormente, me he dado cuenta de que el silencio, a pesar de demostrar desinterés e ignorancia, es una herramienta que si se emplea de una manera precisa, puede ser el mejor salvavidas y/o la mejor panacea ante una discusión sobre la cual se puede ejercer una premonición.

Y desde todo el origen de éste asunto, he llegado a la conclusión de que soy una persona que se destaca por el cariño que puedo llegar a dar a personas que me hacen feliz. Obviamente, las personas que considero perseguidoras de mi infelicidad, no merecen ser queridas ni menos tratadas con mi afecto. Pero independiente de esas personas, a quien yo quiera mucho, será digno/a de mi cariño en su esplendor máximo.

Si usted piensa que el cariño que entrego es muy reiterativo u odioso, aléjese de mi. Soy muy cariñoso y, bueno...

"Nadie quiere disimular el cariño, menos si es de verdad"
-Adolfo Rojas.


Gracias, no se moleste...

-Verse

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