Maldigo la luna que me hace sangría,
cada vez que te vas y termina esa vía
en dónde tu y yo caminábamos con alegría.
Soy yo, el ermitaño de un amanecer.
Cuando me levanto, no estás, vuelvo a perecer,
no siento tu aroma y tu voz, comienzo a decaer,
maldiciendo cada minuto en el que no te puedo ver.
Soy yo, el necio que te quiere ver.
El que quiere querer tus labios por quererte,
el que por no verte cada vez se hace más fuerte
y que por cada segundo que pase quiere sentirte.
Soy yo, nadie más que solo yo.
Yo, quien quiere detener el tiempo con las miradas,
cuando se entrelaza el infinito con solo una caricia,
cuando se va la codicia y viene tu caricia,
se que puedo contar lo más bonito, tu sonrisa.
-Verse
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