El 17 de Julio nació mi hija, se llama Emilia Victoria Salas Muñoz. La flacucha pesó 3 kilos exactos y midió 47 centímetros, un bichito muy lindo, que lo llevo dentro de mi corazón todo el día, al igual que a mi amada polola. Estuve desde el 4 de Julio hasta el 2 de Agosto en Copiapó junto a las dos, disfrutando de cada llanto, cada hora de comer, cada hora de dormir, cada hora de vida y cada hora de vida de familia. Que manera de estar contento, todos los días me levantaba con ganas de verlas, vernos como familia y ver como crecimos los tres, ver como la Emilia se hacía caca y ver como nosotros nos matabamos de la risa viendo sus quejas y enternecernos todo el día mirándola y pensar "Qué belleza eres, Emilia".
Pasaron los días y me tuve que despedir, con un dolor en el corazón, en el cuerpo, en todos lados, sobretodo en mis letras y mis ganas de escribir. Me fui al carajo, la primera despedida fue la peor de todas. Luego las volví a ver un par de semanas después, pero ésta despedida fue distinta. Hubo una parte de mi sentir que se empezó a dañar y otra que comenzó a crecer, la balanza de mis sentimientos se desbordó, pero se desbordó por el medio, por donde nadie llega a sentir, por donde un padre sufre por no estar al lado de su hija, sin ver como crece ni ver como abre sus ojitos a los colores claros, para comprender como funciona el mundo.
Pero desde ese entonces que mi vida se guía por tardes completas de llanto, acompañado de la soledad de mi sombra y del lamento de mi distancia. Quizás es muy triste lo que escribo, pero así lo describo, me duele tanto la puta distancia, quiero estar al lado de las dos todo el día. Dicen que la espera hace una mejor llegada, pero no me gusta tanto la espera, quiero que la espera sea un día, o menos, una hora, para estar junto a ellas todo el día, llenarlas de besos y cuidarlas con mis manos.
¿Soy un huevón enamorado de lo que es el amor? No sé como describirlo, pero estar lejos de ellas me mata, pero no me vencerá, me conozco, soy duro ante un mal tiempo, sé resistir, ahora que he aprendido del sistema, soportaré mucho más y así después, seremos una familia única, que vivió un tiempo duro y logró ser la mejor familia del mundo, si señor, esa será mi familia.
Estoy enamorado de mi polola, amo a mi hija, las amo, mis dos pilares vitales, mis dos musas de cada amanecer, mis dos princesas, mis dos obreras, mis dos morenas y mis dos amores. Quiero estar con ustedes todo el día, sépanlo. Te amo Mónica, Te amo Emilia, nos vemos el 11 de Septiembre.
Esos fueron algunos de los pensamientos que me llegaron hoy 07/09.
Sollozando: Esté donde esté - Portavoz
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