jueves, 8 de junio de 2017

Corte


Y lo peor fue cuando su voz dejó de sonar por el altavoz. En mi mente comienza un hábitat de mierda lleno de tormenta, frío y oscuridad. Eres otra vez tú, pienso. Otra vez volviendo para la celebración de la impotencia. Necesito explicaciones. Mierda. ¡Que ya no está! ¿Y qué hago? Me revuelvo nuevamente en mis pensamientos y no paro de escribir. El humo del cigarro nubla mi pieza y la noche pasa a ser una noche de mierda. Odiando el frío y odiando el odio. Ojalá algún día no me toque, pensé. Y hoy llegó y no sé cómo pensar. La verdad es que estoy en blanco. Dicen de una persona que supo que decir cuando se vuelve del problema sin pensamiento alguno; mas lo que dijo no fue sano. Mas su despedida significa un adiós. ¿Nos veremos? Yo digo que sí. Y no paro. No paro y nuevamente es una noche de insomnio. Insomnio sentimental. Del peor que puede existir. No es el café, ni el té ni el mate, es la estupidez que pueda rondar nuevamente por mi mente.

Ya debo dejar de escribir. Me van a cachar que estoy escribiendo por desquite. Pero ¿Y qué tanta huevá? Aquí están los malescritos en los que confío personalmente. En donde la tinta la traspaso a lo digital. En donde todo el mundo pueda enterarse de lo que me pasa, siento y vivo.

Ver la realidad no es un delito. Ocultar las cosas tampoco. Mostrar quién es uno es un verdadero regalo (el más sincero de todos). Si de verdad fue necesario, pues lo acepto pero a regañadientes. Lo siento, nuevamente.

-Malescritos

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