lunes, 10 de agosto de 2015

Una vez más aquí.

Me pongo los audífonos y suena el jazz...

Y prefiero escuchar al Chet, porque tiene de esos jazz tan suaves y tan sólidos... Oh, querida habitación con piso de alfombra. Mis útiles de cada día y los cargadores que me miran con arrogancia. Ah, la sucia ciudad y sus sonidos de autopista. Pareciera como si estuviese en una autopista de pensamientos. Y claro, aquí estoy, sentado otra vez en la cama de mi pieza escribiendo y pensando qué escribir. Porque tengo ganas pero no sé de qué.

¿Saben? El mundo últimamente se ha puesto algo estético. ¿Por qué lo digo? Porque los amores de antes eran tan románticos. Si pues, si antes se enviaban cartas y no existía el celular para ponerse de acuerdo en dónde juntarse. Simplemente era a diario juntarse y resolver cuándo será la próxima cita. Ahora están todos tan apasionados por el celular y está esa estupidez de esmartfouns que hacen que la gente se quede pegada todo el día ahí. Yo quizás pasé por una etapa así, pero me di cuenta que ya era muy monótono todo el día en la hueá y eso. Otra de las causas por las que intento dejar el celular de lado es porque no entiendo cómo es posible que la gente se pelee por el celular tanto. Digo, algunos se excusan diciendo "No, es que esta es en la sociedad en la que estamos y tenemos que aprovechar lo que tenemos para comunicarnos". Ya. Quizás es verdad, pero no es necesario terminar una relación porque el compadre no le puso me gusta a la foto de su polola.

Me paré recién y me puse a ver lo lindo que se ve el Gran Santiago desde mi ventana. Llovió hace poco y el aire esta purísimo. Los colores se ven completamente nítidos y se puede contemplar con la mente mientras se observa a los cerros verdes llenos de energía.

Ahh... Esa trompeta que relaja el mar de pensamientos... Ahora suena el Miles.
Y el piano también...

Ah si, otro asunto. ¿No piensan que ya estamos bien de autos? Digo, los tacos ya son suficientemente largos, las horas de espera para la micro (bus) en los paraderos se están haciendo aburridas. No solamente eso, sino que también es muy potente la contaminación. Digo, yo me preocupo del medioambiente y también hago un par de cositas al día para aportar mi grano para construir el castillo más gigante. Pero hay gente que definitivamente le importa un carajo y prefiere tener 3 autos último modelo afuera de sus casas. Digo, está bien, hay gente a la que le gustaría tener de esos Cadillac's o algún Maseratti para sacar a pasear a la novia, pero... ¿Es necesario tener tres? Digo, hubo un día en el que mi hermano se accidentó la cara mientas andaba en bicicleta y tuve que acompañarlo a San Carlos de Apoquindo, allá a a chucha de Santiago. Después de todo el trámite nos tocó caminar por esas calles pacíficas que sólo la noche sabe entregar. Luces amarillas, humedad y la ciudad que nos llamaba a casa. Dentro de esas calles habían casas sin rejas, de esas que hay por allá en Canadá, pero todas tenían más de un auto. Y si no mal recuerdo, había una calle en la que todas las casas tenían dos o más autos. Me impresiona cuáles son las necesidades del ser humano hoy. Ya no somos lo que pensábamos o queríamos ser. Las preocupaciones han cambiado. La ambición ha crecido. El dinero, otra vez con sus sucias manos de codicia ha tocado a la gente, y así es como La Gente se convierte en el feroz monstruo amarillo y triste. Como siempre lo ha sido.

Así como dijo Sho Hai, el mundo me demostró el poco amor que siente por la tierra y eso me enseñó el refrán de que la gente es igual a la mierda. Y otro término de estrofa de Kase O, bajan el amor, la verdad y la justicia.

Gracias Santiaguito. Mañana te voy a sacar fotos.


Gracias por las mil visitas al blog, de verdad, ¡Muchas gracias!
-Verse

No hay comentarios:

Publicar un comentario