jueves, 1 de octubre de 2015

No es igual todos los días.

Esta mañana estaba pensando en escribir con algo relacionado con mi rutina y se me ocurrió hacer una especie de texto bastante fácil de digerir. Pues claro, la lectura también alimenta.

Me levanté con el ruido de mi hermano levantándome por las mañanas. Me levanta de una manera bastante chistosa y así mi cuerpo se anima un poco más cada mañana porque veo a un familiar que amo. Si, es cotidiano, pero aún así me gusta porque es mi hermano. Me gritaba y me decía que ya era la hora de levantarse. Todo eso con un tono de voz elevado pero simpático. Después de ese festival de gritos, mi cuerpo no se esmeraba en solamente más que dormir. Yo quería comenzar el día, pero el muy pesado me decía que no, que la cama estaba mucho más cómoda. Yo combatía pero aún así me quedé tirado con ganas de mear.

En un momento me levanté y fui al retrete. Hice lo mío y después de lavarme las manos me volví a recostar en la cama con los ojos cerrados. Mi hermano me preguntó ¿Y aún así para el baño tienes ganas y luego te vas a acostar?" y le respondí que sí. Que me gustaba eso de descansar más en paz que con una vejiga a punto de explotar en 2 litros de líquido interior de humano.

Hasta que sonó esa alarma que no quería escuchar. Mierda, pensé. Ya era hora de mover el cuerpo y comenzar el día. Lo comencé de inmediato porque sabía que si seguía mirando a mis alrededores iba a encontrar alguna manera de seguir en cama. Tomé la toalla, música y me metí a la ducha.

Para algunos puede ser bastante común eso de disfrutar de una buena ducha caliente. Digo, esa es la idea de una ducha, que tu cuerpo se limpie y ¿Qué mejor que el agua ardiente y purificadora? El agua limpia y es sana. Además me sacia la sed. En fin, me duché, me puse ese bálsamo para el pelo que lo deja chistoso y continue con mojarme con el agua fría. Si, agua fría.

Salí de la ducha, seco. Sequé las partes restantes húmedas de mi cuerpo y tome la crema que me pongo todos los días. Brazos, antebrazos, guata, pecho, cuello, cara, piernas. Luego calzoncillos, pantalones, polera, talco, calcetines, zapatillas, algo de remedios y venenos, billetera, celular, llaves, mis audífonos y cerrar la puerta. Comenzó el día.

-Verse

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